Antes todo esto era monte
Proyectos culturales
20 sept 2025
En el marco del Parking Day de Rayon 367, realizamos una instalación junto a Plantas de Aquí para explorar la relación entre la ciudad y la naturaleza, invitando a los transeúntes a detenerse y descubrir la flora local en el espacio urbano.
Texto de sala:
La ciudad que ahora habitamos fue un territorio de gran diversidad, donde se entrelazaban distintos ecosistemas y se sostenían múltiples interacciones ecológicas. Con la expansión urbana, esas áreas naturales han desaparecido, se han fragmentado o han mutado en zonas domesticadas. Esta ruptura del paisaje se refleja también en nuestra relación con la naturaleza, que se vuelve cada vez más ajena. Conforme perdemos contacto con la diversidad y los espacios naturales, también se desdibujan las memorias colectivas que nos unían a ellos.
La obra propone un paisaje intervenido que visibiliza esa ruptura: un cúmulo de plantas nativas emerge entre objetos que representan la vida cotidiana urbana —piezas de barro, conos de tránsito, canteras, huacales de plástico y otros artefactos utilitarios— dispuestos como vestigios de un entorno artificialmente construido.
Al reunir estos elementos en un mismo espacio, la instalación genera un diálogo entre lo natural y lo urbano, entre la memoria ecológica y los materiales del presente. Las plantas nativas actúan como una forma de resistencia y recuerdo: son lo que permanece, lo que brota a pesar del concreto y lo que guarda las historias del territorio.
La pieza brinda la posibilidad de que los visitantes se lleven las plantas, activando un vínculo directo con el paisaje intervenido y convirtiendo la experiencia en una forma de participación. Conforme las plantas desaparecen, los objetos quedan expuestos, lo que evidencia la transformación del entorno natural en uno urbano. Esta ausencia progresiva no sólo refleja el desplazamiento ecológico que atraviesa la ciudad, sino que también sugiere que es posible reconstruir una relación más consciente y respetuosa con lo que aún permanece, a través de un gesto de cuidado.
Este encuentro entre lo vivo y lo inerte no pretende ofrecer soluciones, sino provocar preguntas: ¿qué hemos olvidado al perder contacto con los ecosistemas? ¿Qué memorias colectivas se diluyen cuando la naturaleza se vuelve ajena? ¿Es posible reconstruir vínculos desde los fragmentos?



